domingo, 6 de noviembre de 2011

Wow, te admiro lapiz de Grafito...


nventar algo no es fácil: aunque se puede despertar un día diciendo “voy a inventar una cosa útil hoy”, de ahí a lograrlo hay mucho camino. Muchos de los inventos han sido producto de la casualidad, algunos surgieron por accidente, mientras otros lograron hacerse realidad por la insistencia de sus creadores, que no se dieron por vencidos y después de muchos intentos dieron con lo que estaban buscando.

Y si bien después muchos de esos inventos se han vuelto populares y los usamos hasta el día de hoy, casi nadie se pregunta cómo es que a alguien se le ocurrió inventar una cosa como ésa.

En esta serie, queremos explorar este tema y re-descubrir aquellas cosas que nos parecen simples, pero que en realidad no lo son tanto y requirieron bastante ingenio para ser creadas. Partimos con uno sencillo: el lápiz grafito.

Todos hemos usado lápices grafito o “lápiz mina”, para dibujar o hacer cálculos en el colegio, para marcar maderas en carpintería, etc. La ventaja es que se puede borrar del papel si te equivocaste en el cálculo. Y aunque parece que es una cosa muy simple, el lápiz grafito no existió como lo conocemos hasta 1795, y su creación estuvo poco relacionada con el ámbito artístico: fue creado durante la guerra.

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